Si una persona fuera de Chile preguntara por el nombre del intelectual más leído y reconocido por la elite política y económica del país, no dudaría en darle el nombre de Carlos Peña. Creo que este abogado de la Universidad Católica, columnista de El Mercurio y rector de la Universidad Diego Portales, debe ser la voz más influyente en los grandes medios de información concentrados en los últimos años.
Es así como ha cumplido un rol clave por largo tiempo, liderando una lectura política del acontecer del país que cautiva tanto a conservadores como progresistas, con su retórica fuertemente institucionalista y de respeto irrestricto a las normas existentes.
Es así como ha cumplido un rol clave por largo tiempo, liderando una lectura política del acontecer del país que cautiva tanto a conservadores como progresistas, con su retórica fuertemente institucionalista y de respeto irrestricto a las normas existentes.
Quizás el primer momento en donde quedó en evidencia su prédica para defender el modelo neoliberal en Chile fue hace 10 años cuando el movimiento estudiantil salió a las calles masivamente, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, para cuestionar la mercantilización de la educación, exigiendo así el fin al lucro y derechos sociales a través de la gratuidad.
Para Peña esas demandas carecían de racionalidad, como lo expresó en una columna bajo el título “La gratuidad es injusta”, apelando a que la gratuidad era contraproducente, ya que los más pobres estarían financiando la educación de los más ricos. Un argumento que reforzará la idea de que es mejor subsidiar a los más pobres, continuando así con las recetas de focalización de recursos.
Lo que no vio venir Peña, aunque no lo reconozca, fue que esa demanda sobre gratuidad, iniciada en el 2011, iba mucho más allá de un tema meramente educacional, como una primera impugnación masiva al modelo económico neoliberal en su esencia, lo que se profundizaría después con muy distintas manifestaciones.
Los casos de las multitudinarias manifestaciones contra el proyecto energético HydroAysén (2012), No más AFP (2016) y el Mayo Feminista (2018), así como muchas otras contra el centralismo, extractivismo, machismo y racismo, fueron generando las condiciones para lo ocurrido con la revuelta popular del 2019.
No obstante, y a pesar de aquello, Peña ha continuado ninguneando a los distintos movimientos (estudiantil, mapuche, socioambiental, feminista) en sus dominicales columnas, defendiendo la idea de que en Chile no existe un malestar generalizado, sino solo una ciudadanía más exigente, gracias a la modernización impulsada por la clase política y empresarial.
No obstante, y a pesar de aquello, Peña ha continuado ninguneando a los distintos movimientos (estudiantil, mapuche, socioambiental, feminista) en sus dominicales columnas, defendiendo la idea de que en Chile no existe un malestar generalizado, sino solo una ciudadanía más exigente, gracias a la modernización impulsada por la clase política y empresarial.
Para el profesor Peña, en pleno proceso constituyente, lo ocurrido no es resultado de un modelo de vida insostenible social y ambientalmente, sino debido a paradojas de la modernización capitalista en Chile. En consecuencia, no es relevante en su mirada que las familias estén hacinadas en sus viviendas y brutalmente endeudadas con los bancos y casas comerciales, mientras el Estado subsidiario existente, se subordina a lo que haga o no el mundo empresarial.
Es curioso que un académico, Magíster en Sociología y Doctor en Filosofía, crea realmente, después de todo lo que ha pasado en Chile, que las manifestaciones ocurran por mera anomia o casi por capricho de quienes han salido a las calles a exponerse a la fuerte represión policial, la cual se ha llevado vidas, ojos y torturas a quienes han puestos sus cuerpos en las marchas.
Su singular mirada, luego de iniciada la revuelta popular, lo llevó al extremo de señalar que lo de octubre del 2019 fue un simple estallido emocional y violento de una generación de nacidos en la década de los 90 que, siendo beneficiada por la modernización de mercado desde la vuelta a la democracia, ahora exige más de lo que ya tiene.
Su singular mirada, luego de iniciada la revuelta popular, lo llevó al extremo de señalar que lo de octubre del 2019 fue un simple estallido emocional y violento de una generación de nacidos en la década de los 90 que, siendo beneficiada por la modernización de mercado desde la vuelta a la democracia, ahora exige más de lo que ya tiene.
Como se puede apreciar en su prédica racionalista y adulto céntrica, con la referencia despectiva a la revuelta apunta a deslegitimarla, estigmatizarla y etiquetarla como algo desviado, que vive solo del presente y tiene que acabar por el bien de las instituciones.
Así desconoce que lo que comenzó el 2011 y se profundizó desde 2019 en adelante involucra de manera intergeneracional e intersectorial a muchos colectivos, asambleas y movimientos de distinta índole y no sólo a un segmento social en particular.
Su defensa principal y funcionalista de las instituciones del orden lo lleva a plantear una tesis que, prácticamente, nadie de las Ciencias Sociales, medianamente serio, podría compartir. Quizás sería bueno que bajara del olimpo de la academia e hiciera algo de trabajo de campo.
En definitiva, Carlos Peña se ha convertido en el mejor pastor de lo constituido en Chile, heredado de la dictadura cívico militar y perfeccionado en democracia, tanto por coaliciones de izquierda como de derecha. Su prédica institucionalista ha sido una forma de cuidar lo existente y negar cualquier posibilidad de transformación política relevante.
Así, nadie mejor que él para ejercer como rector de una Universidad que lleva el nombre del padre del centralismo autoritario chileno, como lo fue Diego Portales, quien sentó las bases de las instituciones históricas del país.
Lamentablemente para Peña lo que estamos buscando en Chile es destituir aquello que él tanto defiende como racional y correcto, para luego constituir un nuevo Estado entre y para todas y todos.
Por Andrés Kogan V.
Director de Observatorio Plurinacional de Aguas