En estricto rigor no fueron dos sino siete las listas en que se dividieron los partidarios del apruebo, mientras la derecha presentaba lista única. Una unidad mal avenida. Es cierto. Con contrabandos de ultima hora. Pero unidad al fin. Una unidad que le permite a la derecha sumar en su diversidad para convertirse en el tercio mayoritario, en tanto que la oposición pagará el costo de la dispersión y fragmentación de sus votantes.
Se instala la imagen de una farra histórica entre muchos de los partidarios de una nueva constitución. Con todo, a la hora de establecer responsabilidades hay que decir que, en primer lugar, es resultado de la crisis, el descredito y la pérdida de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos. Así, son muchos los que piensan que el proceso constituyente deben impulsarlo los independientes. Como si tal condición definiera una virtud en si misma, al margen de aptitudes, convicciones y real representatividad. Caras nuevas y no los mismos de siempre, aunque muchos de aquellos puedan exhibir una impecable hoja de servicio publico y méritos para aportar al proceso constituyente.
en primer lugar, es resultado de la crisis, el descredito y la pérdida de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos.
Cerca de 480.000 chilenos y chilenas patrocinaron la candidatura de más de 2000 candidatos (as) independientes, en un claro rechazo a los partidos políticos y con la aspiración de renovación y búsqueda de caras nuevas. No todos y todas las candidaturas independientes cumplieron con las exigencias legales para regularizar su inscripción y muchos menos podrán ser elegidos, pero es una señal indispensable de considerar.
Ciertamente es preciso asumir que existen profundas diferencias al interior del campo opositor, que nunca se abordaron con la profundidad y rigor necesarios. Diferencias, no tan solo durante los últimos treinta años, o 47, incluyendo los 17 años de dictadura y el polémico pacto de la transición, sino también sobre el mismo proceso constituyente y los desafíos de futuro.
Ciertamente es preciso asumir que existen profundas diferencias al interior del campo opositor, que nunca se abordaron con la profundidad y rigor necesarios.
La derecha tiene la posibilidad de constituirse en el tercio mayoritario en la convención constituyente, con un cierto poder de veto sobre los acuerdos, pero debe recordarse que en todas aquellas materias en donde no se alcance acuerdos estas quedarán fuera de la constitución y deberán ser resueltas por el futuro parlamento.
Los dos pactos mayoritarios en la oposición (Unidad Constituyente y PC, Frente Amplio), librarán una dura disputa por la hegemonía, pero necesariamente deberán buscar acuerdos en la convención para enfrentar a la derecha y abrir el camino a una nueva institucionalidad que responda a las demandas ciudadanas acumuladas.
Los dos pactos mayoritarios en la oposición (Unidad Constituyente y PC, Frente Amplio), librarán una dura disputa por la hegemonía, pero necesariamente deberán buscar acuerdos en la convención para enfrentar a la derecha y abrir el camino a una nueva institucionalidad que responda a las demandas ciudadanas acumuladas.
La elección de alcaldes y gobernadores regionales
Si la elección de integrantes de la convención constituyente muestra la dispersión y fragmentación opositora, la de alcaldes y gobernadores regionales suma un enredo mayor en materia de alianzas y pactos.
José Antonio Kast y los republicanos han decidido competir con Chile Vamos en al menos tres regiones. La Unidad Constituyente y Nuevo Trato parecen haber alcanzado acuerdos para enfrentar la elección de gobernadores regionales. No así a nivel de los municipios, en donde, a última hora se produjo un quiebre entre la DC y el PS en al menos cinco municipios. En concejales la DC, el Pro y Ciudadanos presentarían un subpacto y otro tanto haría el PS y el PPD, en tan que los radicales optarían por levantar lista propia.
En la alianza entre Chile Digno y Frente Amplio sus condiciones aún no se decantan. En al menos tres regiones, incluida la región metropolitana, subsisten diferencias que podría obligarlos a competir.
En este escenario marcado por la dispersión opositora, la derecha tiene la primera opción para ganar la mayoría de las alcaldías y gobernaciones regionales, con serias posibilidades de proyectarse a futuro.
En este escenario marcado por la dispersión opositora, la derecha tiene la primera opción para ganar la mayoría de las alcaldías y gobernaciones regionales, con serias posibilidades de proyectarse a futuro.
El adelantado escenario presidencial
La elección para suceder a Piñera marca demasiadas interrogantes por más que las encuestas hoy señalen a Evelyn Matthei y Joaquín Lavín como las figuras mas competitivas de la derecha y a Daniel Jadue y Pamela Jiles en la oposición.
La elección para suceder a Piñera marca demasiadas interrogantes por más que las encuestas hoy señalen a Evelyn Matthei y Joaquín Lavín como las figuras mas competitivas de la derecha y a Daniel Jadue y Pamela Jiles en la oposición.
En Renovación Nacional se vive una soterrada disputa interna entre los sectores mas duros de la derecha y la llamada derecha social, con fuertes críticas a la actual dirección y denodados esfuerzos por impedir que Mario Desbordes sea proclamado candidata presidencial en su partido, cuando aparece muy abajo en las encuestas, al igual que Sichel, el postulante independiente apoyado por algunos sectores de RN.
Tras la bajada de Beatriz Sánchez como eventual candidata del Frente Amplio, se ha instalado un comité de búsqueda de un candidato (a) que compita con Daniel Jadue. Lo más probable es que Pamela Jiles no participe en unas eventuales primarias y opte directamente por competir en primera vuelta.
La atención se concentra en lo que suceda en la Unidad Constituyente y Nuevo Trato, tras la decisión de la exministra Paula Narváez de competir por una postulación presidencial. Ello tiende a esclarecer el panorama al interior del Partido Socialista, que podría proclamarla sin competencia interna, pese a que su directiva ha asegurado que realizaría elecciones internas en caso de existir más de un (a) postulante. El timonel del PS, al que un grupo de parlamentarios apoyaba para una competencia interna, ha asegurado que no postulará y será garante del proceso de designación interno. Y es más que dudoso que el senador José Miguel Insulza decida competir con Paula Narváez
En la DC se desarrollarán elecciones internas para decidir su candidato (a) presidencial entre la senadora Ximena Rincón y el exministro Alberto Undurraga, en tanto que el PRSD ha designado a su timonel, Carlos Maldonado como su abanderado presidencial.
Todo apuntaría a que este sector resolverá su candidato (a) presidencial en una primarias abiertas y ciudadanas inmediatamente después de las elecciones del mes de abril.
De llegar a configurarse una elección a cuatro bandas, con un solo candidato presidencial en la derecha (sin descartar una muy probable postulación de José Antonio Kast), un candidato del frente de izquierdas (presumiblemente Daniel Jadue), la candidata Humanista Pamela Jiles y un candidato (a) de la Unidad Constituyente (sin descartar otras alternativas), la derecha mantendría la mejor opción de proyectarse a futuro.
Pero en política nada está escrito. Todo es muy dinámico, muchas cosas pueden pasar y seguramente pasarán, antes que se configure el escenario presidencial. Ciertamente las elecciones del próximo mes de abril dibujarán un nuevo mapa político en el país, que condicionará el resultado de las próximas elecciones presidenciales y parlamentaria de noviembre.
Pero en política nada está escrito. Todo es muy dinámico, muchas cosas pueden pasar y seguramente pasarán, antes que se configure el escenario presidencial.
Difícilmente la derecha puede superar su techo histórico del 40 %, en tanto que la disputa por la hegemonía que se libra en la oposición amenaza con reproducir el escenario de los tres tercios que marcó la vida política hasta 1973. O peor aún, un escenario marcado por la dispersión y fragmentación que ha venido instalándose tras el fin del binominalismo.
Inevitablemente ello conduciría a gobiernos de minoría y amenazas de estabilidad como ocurre con la actual administración de Piñera y notorias en no pocos países en la región. De allí la trascendencia y relevancia del proceso constituyente y el desafío de construir una nueva institucionalidad que asegure gobiernos de mayorías y gobernabilidad futura. Muchos hablan de un semi presidencialismo o un presidencialismo atemperado, en tanto que otros postulan un régimen parlamentario.
De allí la trascendencia y relevancia del proceso constituyente y el desafío de construir una nueva institucionalidad que asegure gobiernos de mayorías y gobernabilidad futura.
No es una exageración afirmar que en el proceso constituyente se juega el futuro del país por los próximos 30, 40 o 50 años y la ciudadanía tiene el derecho de esperar que tanto los actores políticos como sociales estén a la altura del desafío.