Por Alejandra Arratia
El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), surge el año 2000 y se aplica en diversos países del mundo cada tres años para evaluar las competencias en Lectura, Matemática y Ciencias de estudiantes de 15 años de edad. Recientemente hemos conocido los resultados de PISA 2018, versión que tuvo su foco en Lectura, y que entregó información en torno a tres áreas:
- Lo que los estudiantes saben y pueden hacer.
- Dónde todos los estudiantes pueden tener éxito.
- Lo que la vida escolar significa para la vida de los estudiantes.
En términos de los principales hallazgos a nivel mundial, llama la atención que al menos uno de cada cuatro estudiantes no alcanza las competencias mínimas esperables para su edad en áreas de lectura y matemáticas, lo que representa un desafío significativo en términos de avanzar en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible n°4 de las Naciones Unidas: Educación de Calidad, equitativa e inclusiva para todas y todos, a lo largo de la vida. En cuanto a resultados promedio, los estudiantes de China (Beijin, Shanghai, Jiangsu y Zhejiang) y de Singapur, fueron quienes tuvieron mejor desempeño en lectura, matemática y ciencias.
En cuanto a resultados promedio, los estudiantes de China (Beijin, Shanghai, Jiangsu y Zhejiang) y de Singapur, fueron quienes tuvieron mejor desempeño en lectura, matemática y ciencias.
Sin embargo, es fundamental considerar que las diferencias en desempeño intra-país son, en general, mayores que aquellas entre países. Por ejemplo, en cada país la diferencia entre los estudiantes del 5% de mayor desempeño respecto de los estudiantes del 5% de menor desempeño, es mayor que la diferencia entre el desempeño promedio entre el país con mejor desempeño y aquel con menor desempeño. Este es un análisis central desde la perspectiva de retroalimentar definiciones de política pública que permitan abordar los desafíos de equidad que plantean los resultados de PISA.
Los resultados generales de Chile en las tres áreas evaluadas muestran que seguimos obteniendo los mejores resultados de Latinoamérica, aunque no se observan progresos significativos en relación a la medición anterior, del año 2015, y seguimos estando muy lejos del desempeño del resto de los países de la OCDE.
El promedio de las y los estudiantes chilenos en Lectura (452) está significativamente por debajo del promedio de la OCDE (487) y es similar al de Grecia, Malta y República Eslovaca.
El promedio de las y los estudiantes chilenos en Lectura (452) está significativamente por debajo del promedio de la OCDE (487) y es similar al de Grecia, Malta y República Eslovaca. Si se analiza este promedio en cuanto al desempeño de los y las estudiantes, podemos ver que un 28,4% no logran las competencias básicas esperadas; lo que significa, por ejemplo, que no tienen total capacidad para identificar la idea principal en un texto de longitud moderada, de entender relaciones o interpretar significados presentes en partes específicas de un texto dado. En contraste, solo un 3% logra los niveles de desempeño más altos, porcentaje en que el promedio OCDE es 9%, el triple). A pesar de que tenemos un 10% más de horas de Lectura a la semana que el promedio de la OCDE, seguimos bajo el promedio en desempeño.
A pesar de que tenemos un 10% más de horas de Lectura a la semana que el promedio de la OCDE, seguimos bajo el promedio en desempeño.
En Matemática el puntaje promedio de Chile es 417 puntos, muy por debajo del promedio de la OCDE, que llega a 489 puntos. Por su parte, en Ciencias, alcanzamos 444 puntos, también inferior a los 489 puntos que promedian todos los países. En términos de desempeño, es altamente preocupante que, en ambas áreas, solo el 1% de los y las estudiantes chilenos alcanza los niveles de logro más altos, mientras que en el promedio de los países OCDE que alcanza este nivel en Matemáticas es el 11%, y en Ciencias el 7%. Consistente con este preocupante dato es el hecho de que un 52% de los estudiantes chilenos no logran competencias básicas en Matemática, cifra que dobla al promedio de los países de la OCDE (24%). Esto significa que en Chile más de la mitad de las y los estudiantes no consigue representar matemáticamente una situación simple, como calcular la distancia de dos rutas alternativas o hacer una conversión de precios en distintas monedas, por ejemplo. Por su parte, en Ciencias, un 34,8% de los estudiantes no logran las competencias básicas esperadas, lo que significa, por ejemplo, que no pueden explicar fenómenos familiares o verificar si es cierta una conclusión a partir de datos.
Esto significa que en Chile más de la mitad de las y los estudiantes no consigue representar matemáticamente una situación simple, como calcular la distancia de dos rutas alternativas o hacer una conversión de precios en distintas monedas, por ejemplo.
Considerando que esta es una evaluación que analiza el desarrollo de competencias relevantes para la vida en el mundo contemporáneo, estos datos nos muestran que un porcentaje muy alto de nuestros y nuestras estudiantes de 15 años no ha logrado el desarrollo de los conocimientos y habilidades necesarias para ser tanto protagonistas de su propia vida, como de la construcción del Chile que queremos.
Considerando que esta es una evaluación que analiza el desarrollo de competencias relevantes para la vida en el mundo contemporáneo, estos datos nos muestran que un porcentaje muy alto de nuestros y nuestras estudiantes de 15 años no ha logrado el desarrollo de los conocimientos y habilidades necesarias para ser tanto protagonistas de su propia vida, como de la construcción del Chile que queremos.
Si se analizan los datos desde la perspectiva de la equidad de los desempeños observados en la muestra de Chile, se puede constatar una leve disminución de la brecha socioeconómica en ciencias, considerando las mediciones anteriores. En Lectura, disminuye la brecha en comparación con los países OCDE, que hace 10 años era mayor que el promedio de la OCDE y en esta medición no es significativamente diferente. Sin duda esta es una noticia positiva, que da cuenta de que, a pesar de no presentarse progresos relevantes en los puntajes promedio, hay una tendencia a la mejora en la distribución de los resultados. Es necesario, sin embargo, estudiar y analizar en mayor profundidad qué implican estos resultados, de modo de comprender las variables que están impactando en la disminución de la brecha, y cómo podemos fortalecer esta tendencia. A pesar de esto, el 0% de los estudiantes de menor nivel socioeconómico de Chile lograron desempeños altos en PISA, lo que es sin duda un resultado especialmente alarmante.
Por otro lado, un aspecto destacable es que alrededor del 11% de los estudiantes de menor nivel socioeconómico en Chile lograron estar en el cuarto superior de desempeño en Lectura, por lo que la desventaja no implica necesariamente mal desempeño, “la desventaja no es destino”, indica el reporte chileno, lo que nos parece especialmente relevante como evidencia de que si es posible promover espacios de aprendizaje y desarrollo en contextos de mayor vulnerabilidad socioeconómica.
Por otro lado, un aspecto destacable es que alrededor del 11% de los estudiantes de menor nivel socioeconómico en Chile lograron estar en el cuarto superior de desempeño en Lectura, por lo que la desventaja no implica necesariamente mal desempeño, “la desventaja no es destino”, indica el reporte chileno.
Desde la perspectiva de la equidad de género, en todos los países hubo una brecha de género que favorece a las mujeres sobre los hombres, en 30 puntos en promedio en Lectura. En Chile, esta diferencia fue menor, de 20 puntos. En Matemática, por su parte, los hombres de la muestra de Chile tuvieron mejores resultados que las mujeres por 7 puntos, frente a 5 puntos de diferencia promedio OCDE. En Ciencias, en el promedio de los países OCDE las mujeres obtienen 2 puntos más que los hombres; y en más de la mitad de los países participantes de la evaluación, no hay diferencias significativas en el desempeño entre hombres y mujeres. En Chile hay 3 puntos de diferencia a favor de los hombres.
Un elemento importante que reporta la evaluación PISA es la percepción de los y las estudiantes respecto a lo que significa la vida escolar para su vida. En este sentido, resultados preocupantes son el que en Chile los y las jóvenes perciben que cooperan menos entre ellos que el promedio de los países OCDE (52% versus 62%), y que 24% de los estudiantes reportaron bullying algunas veces el último mes (similar al 23% de promedio OCDE). En este contexto, sin embargo, el 88% de las y los estudiantes de Chile (igual al promedio OCDE) están de acuerdo o muy de acuerdo con que es bueno ayudar a alguien que no se puede defender.
Cabe destacar que en todos los países incluyendo Chile, los estudiantes tuvieron mejores resultados cuando percibían a sus docentes como más entusiastas e interesados en sus áreas.
En relación a la visión que tienen los y las estudiantes respecto a sus docentes, el 81% (versus 74% promedio OCDE) está de acuerdo o muy de acuerdo con que su profesor/a muestra gusto por enseñar. Cabe destacar que en todos los países incluyendo Chile, los estudiantes tuvieron mejores resultados cuando percibían a sus docentes como más entusiastas e interesados en sus áreas. Sin embargo, un dato preocupante es que en Chile hay un 40% de estudiantes que no tienen un growth mindset (creencias incrementales en torno a sus capacidades), es decir, estuvieron de acuerdo con la frase: “Tu inteligencia es algo sobre ti que no puedes cambiar mucho”. Esta es una creencia que tiene significativo impacto sobre la experiencia formativa de los y las estudiantes, y que influye fuertemente sobre la forma en que enfrenta los desafíos propios de aprender, por lo que interpela a todos los adultos que trabajamos, directa o indirectamente, en mejorar la calidad y equidad de la educación de nuestro país. En esto, no podemos tener dobles discursos, todos los niños y niñas tienen derecho a aprender, lo que no puede estar sujeto a condiciones previas, ya sea de desempeño o contexto, de cualquier tipo.
En esto, no podemos tener dobles discursos, todos los niños y niñas tienen derecho a aprender, lo que no puede estar sujeto a condiciones previas, ya sea de desempeño o contexto, de cualquier tipo.
Como suelen mostrarnos las mediciones internacionales, los resultados de Chile nos dejan, comparativamente, a la delantera de Latinoamérica, pero por debajo del promedio de la OCDE. Esta es una noticia que confirma la tendencia en este tipo de mediciones a nivel internacional. Sin embargo, estamos muy lejos del desafío de promover el desarrollo de competencias que ofrezcan a las nuevas generaciones oportunidades de participar autónomamente de la sociedad, en particular en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias.
Un aspecto especialmente preocupante, aún más en el contexto actual en que la pregunta respecto a cómo construimos desde la escuela la sociedad que queremos ser se vuelve aún más acuciante, es que los estudiantes en Chile cooperan menos, se sienten más solos y muchos creen que no pueden aprender. Considerando estos datos, y el que las y los estudiantes de menor nivel socioeconómico tienen menos oportunidades de estar con estudiantes de mayor nivel socioeconómico; el Sistema de Admisión Escolar y otras medidas que apuntan a encontrarnos y fortalecer la diversidad y la colaboración en la experiencia escolar, deberían mejorar en su diseño e implementación para apuntar hacia mejores niveles de equidad.
Un aspecto especialmente preocupante, aún más en el contexto actual en que la pregunta respecto a cómo construimos desde la escuela la sociedad que queremos ser se vuelve aún más acuciante, es que los estudiantes en Chile cooperan menos, se sienten más solos y muchos creen que no pueden aprender.